Los boleros, como se les conoce comúnmente, son un grupo de mujeres y hombres que, carentes de un trabajo fijo, se dedican a asear el calzado de la comunidad. Son quienes, con su servicio, nos permiten estar presentables a la hora del trabajo, en reuniones con los amigos o la familia. Son ellos los que, con un poco de grasa, crema o tinta, hacen de nuestros zapatos un milagro, los dejan limpios y brillantes, como nuevos. 

“Grasa joven… le doy grasa”, son frases que se escuchan cotidianamente en los lugares más concurridos de nuestra ciudad. Unos son establecidos y otros son ambulantes.

Son personajes que tienen como carta de presentación un cajón, un cepillo, tintes, grasas, uniforme y gorra azul. Ellos son los boleros o aseadores de calzado.

Ejemplo de tan singulares personas, que se dedican a este oficio, es Miguel Enriques Zenón, quien desde 1989 trabaja en las inmediaciones del Centro de Tlalpan y con cuatro de dar servicio frente a los portales de la llamada Plaza de la Constitución. “El Mike”, como se le conoce entre la comunidad tlalpense, nos platicó que por su primer boleada cobró “un peso” y en esa profesión lleva alrededor de 35 años, tiempo durante el cual ha tenido la oportunidad de conocer a personajes de la política local, pero también a actores y deportistas de renombre, y recuerda que así es como ha boleado el calzado a alcaldes, antes jefes delegacionales o delegados,  en tanto que del ambiente artístico recuerda los nombres de Rafael Inclán y Alfonso Zayas, o deportistas como los futbolistas reconocidos, Carlos Hermosillo y Luis Flores, ambos ex integrantes de la Selección Nacional de Futbol.

Dice que pertenece a la Unión de Limpiadores de Calzado no asalariados de la Ciudad de México, el cual dirige el señor Miguel Pérez Serrano; y agrega que el costo básico de una boleada en la actualidad es de “25 pesitos”, aunque el precio puede aumentar según el tipo de calzado o si se trata de cambiar de color al calzado.

Aunque “el Mike” heredó el oficio a su señor padre, nos comenta que, por él, supo que el nombre de boleros se otorgó a estos trabajadores “porque en un principio los limpiadores del calzado trabajaban con papel estaño hecho bolas. Bolas con grasa y crema neutra”, de ahí surge el término de boleros, porque la gente los llamaba para que les dieran bola, y con el tiempo se les quedó el mote de boleros.

Como podemos ver, los famosos boleros también están organizados y personajes como El Mike no solo nos sacan de apuros, sino que en su atención tienen por consigna “dar buen servicio” y, en ese contexto, El Mike se ha ganado el respeto de la gente que con frecuencia atiende desde su lugar de trabajo. En fin, hay quien opina que quien visita a Tlalpan y no ha conocido al Mike, no conoce Tlalpan.

Por último, vale decir que la Unión de Limpiadores de Calzado no asalariados de la Ciudad de México surge en 1911, año en el que inició con el servicio de 9 personas que se instalaban en los alrededores de lo que hoy se conoce como Zócalo de la CDMX. Por esas fechas surge el primer reglamento de limpiabotas o boleros del Distrito Federal, más tarde en 1933 dicha organización se constituye formalmente, dando origen a una licencia que sigue vigente y eso les permite trabajar en libertad en la vía pública.